Evolución del
universo y modelos explicativos
Ernesto
Domingo Suarez y Olga Delfiore
Introducción
Observar
el cielo estrellado, después de cazar y comer, e interrogarse sobre la
naturaleza del mismo viene desde las épocas más remotas de la humanidad, como
asimismo elaborar teorías sobre su origen.
El
conocimiento que en la antigüedad se tenía de los astros se plasma en el Modelo
Tolemaico que perduró cerca de veinte siglos. Éste describía el universo como
compuesto por la Tierra, el Sol, la Luna y los planetas cercanos y consideraba a
las estrellas como fuegos fijos situados sobre una esfera que rodeaba al
universo.
Esta
visión del cosmos se amplió sucesivamente, reflejando cada vez más la realidad
objetiva, a partir de la sugerencia hecha en 1584 por el sacerdote Giordano
Bruno (incinerado en la hoguera por sus ideas) y comprobada por Galileo Galilei,
de que las estrellas son soles como el nuestro, visión continuada con la
demostración de Edwin Hubble en 1923 de que parte de las luces que observamos
como si fueran estrellas son en realidad grandes conglomerados de estrellas,
galaxias como nuestra Vía Láctea en la que estamos inmersos, pero tan distantes
que a simple vista se ven solo como un punto. En esta misma dirección hoy hay
sugerencias de ampliar la noción de Universo, lo que es muy controvertido aunque
no improbable, basándose en la proyección de nociones conocidas de la física
hacia procesos de los cuales aún no tenemos datos experimentales.
Modernamente,
para explicar la evolución estelar se han desarrollado distintos modelos que
pretenden dar cuenta del Universo a partir de los principales hechos observados.
El más difundido entre el gran público es a su vez el ampliamente dominante en
la comunidad científica, el modelo de la Gran Explosión Caliente (Big Bang). Sin
embargo, no es universalmente aceptado, hay un grupo reducido de investigadores
que lo cuestionan desde diferentes ángulos y con distintas respuestas
alternativas. A su vez dentro de la mayoría que sostiene la teoría dominante,
hay diferentes posiciones.
En
este trabajo se van a presentar el modelo de la Gran Explosión y algunos de los
principales modelos de evolución estelar alternativos disponibles en la
literatura. Se discutirá el alcance de los mismos en función de los
conocimientos físicos en que se basan.
Previamente
se van a resumir los principales hechos observacionales sobre la evolución y
estructura del Universo.
Evolución
estelar
El
Sol y las otras estrellas no son más que enormes esferas de gas incandescente.
En su interior, la fuerza de gravedad y la presión (producto de la agitación
térmica de las partículas) compiten entre sí. La gravedad intenta atraerlo todo
hacia el centro; pero esta compresión calienta el gas y la presión resultante
equilibra la gravedad. La superficie del Sol brilla al rojo blanco, a una
temperatura cercana a los 6.000ºC. Pero para proporcionar la presión suficiente
su centro debe estar mucho más caliente, por encima de los 15 millones de
grados.
¿Qué
es lo que hace brillar al Sol? Sin una fuente de combustible, la gravedad haría
que la estrella se contrajera gradualmente a medida que el calor se escapa de su
interior. El Sol genera calor por el mismo proceso que explotan las bombas de
hidrógeno. Los átomos de hidrógeno son las estructuras atómicas menos complejas:
su núcleo consiste en un solo protón. A medida que un gas se calienta, los
átomos que lo forman se agitan más deprisa. En el centro del Sol, los protones
chocan con tanta violencia que se fusionan. Una serie de estas reacciones puede
fusionar cuatro núcleos de hidrógeno (o protones) en un núcleo de helio. Como el
núcleo de helio pesa un 0,7% menos que los cuatro átomos de hidrógeno
originales, la conversión del hidrógeno en helio proporciona energía de acuerdo
a la relación de Einstein E=mc2 (la masa, m, perdida en el proceso se transforma
en energía, E, con la velocidad de la luz al cuadrado, c2, como factor de
proporcionalidad). Esta 'quema' del hidrógeno es suficiente para que el Sol
brille durante varios miles de millones de años. A diferencia de las explosiones
nucleares, la energía producida en una estrella se libera de manera regular y
'controlada'. Esto se debe a que la gravedad, a pesar de la enorme presión
producida en el centro, presiona las capas exteriores con firmeza suficiente
para 'sujetar la tapa'. En el Sol, la producción de energía de fusión compensa
precisamente la pérdida de calor superficial, del cual depende la vida
terrestre.
El
Sol nació a partir de una nube interestelar. Esta nube empezó girando de forma
casi imperceptible, pero a medida que se contraía por efecto de la gravedad su
giro se fue haciendo cada vez más rápido, lo que hizo que la fuerza centrífuga
creciera hasta compensar la atracción gravitatoria. A continuación se formó un
disco en forma de remolino alrededor del proto-Sol, el cual siguió contrayéndose
gradualmente, pero esta contracción lenta se detuvo cuando el centro se calentó
lo suficiente para que se iniciara la fusión del hidrógeno. Mientras tanto, el
disco circundante se enfriaba; parte del gas se condensó en forma de polvo y
fragmentos rocosos, los cuales se aglomeraron formando planetas.
El
Sol quedó así rodeado de un sistema planetario y se situó en un estado cuasi
estacionario, convirtiendo el hidrógeno en helio en forma lenta pero constante.
Estas reacciones producen tanto calor que, a pesar de tener 4.500 millones de
años, el Sol aún no ha consumido ni la mitad de su hidrógeno. Sus reservas le
permitirán seguir brillando durante otros 5.000 millones de años. Luego se
expandirá hasta convertirse en lo que se conoce como una "gigante roja", tan
grande y brillante que absorberá los planetas interiores y volatilizará toda la
vida terrestre.
¿Cómo
es este proceso que ha podido ser observado en otros soles de nuestras galaxias
de masas similares?
A
medida que se va consumiendo el combustible -el hidrógeno- la estrella se
contrae por acción de la gravedad, lo que genera una mayor agitación térmica de
los átomos, creándose así las condiciones para generar una nueva reacción en la
que el helio se convierte en carbono y oxígeno liberando una energía mayor. Esa
presión que se genera ya no puede ser contenida por la acción gravitatoria y se
produce la expansión. Después de esta fase las capas exteriores se desprenderán
violentamente y el núcleo se contraerá hasta convertirse en lo que se conoce
como una enana blanca, una estrella compacta no mayor que la Tierra, pero
cientos de veces más pesada. Esta estrella brillará con un fulgor azulado, más
pálido que el de nuestra Luna, rodeada de los restos de ese extinto sistema
solar.
La
disciplina que estudia estos procesos es la astrofísica. La astrofísica, al
igual que describe la evolución del Sol, puede calcular los ciclos vitales de
estrellas con diferentes masas gaseosas iniciales: la mitad, el doble, cuatro
veces más pesadas que el Sol, etc. (ver Recuadro 1).
La
relación entre la atracción gravitatoria y las reacciones nucleares que hacen
presión hacia fuera provoca distintos comportamientos cualitativos, dependiendo
de la masa que provee la fuerza de atracción gravitatoria. Las estrellas de
mayor masa, en general, son más brillantes y su ciclo vital transcurre más
deprisa. Estos cálculos están basados en los datos físicos de las reacciones
posibles entre átomos y núcleos obtenidos a partir de experimentos de
laboratorio. Estas teorías se verifican mediante la observación de poblaciones
enteras de estrellas. El mejor campo de pruebas para comprobar las teorías sobre
la evolución estelar son los llamados cúmulos globulares, enjambres de millones
de estrellas de diferentes tamaños, formadas al mismo tiempo y unidas por su
mutua atracción gravitatoria.
Las
enanas blancas, las 'cenizas' que dejan estrellas como el Sol cuando completan
sus ciclos vitales, son objetos muy comunes en nuestra galaxia, pero su escaso
brillo hace difícil su estudio. Las enanas blancas recién formadas tienen
superficies muy calientes (y son más azules que blancas), pero se enfrían
gradualmente porque no pueden compensar con energía nuclear las pérdidas por
radiación. Podemos determinar la temperatura de las enanas blancas a partir de
su color (que se enrojece a medida que se enfrían), y la teoría nos proporciona
su edad (es decir, el tiempo transcurrido desde que la estrella madre agotó su
combustible nuclear). Las enanas blancas más frías tienen varios miles de
millones de años, de lo que podemos inferir que algunas estrellas agotaron su
combustible nuclear antes de que apareciera nuestro sistema solar.
No
todos los sucesos cósmicos transcurren con lentitud. A veces las estrellas
explotan de manera catastrófica originando el fenómeno conocido con el nombre de
supernova. Durante unas pocas semanas, la explosión de una supernova cercana
puede superar en luminosidad a cualquier otro objeto del cielo nocturno; este
objeto seguirá siendo visible durante unos pocos milenios más, mientras se
expande y difumina gradualmente. Después se hará tan difuso que se confundirá
con el polvo y el gas diluido que llena el espacio interestelar.
La
razón de la importancia de estos sucesos es que de no ser por las supernovas
nunca habrían aparecido en la Tierra elementos como el carbono y oxígeno -entre
otros- esenciales para la vida.
Trataremos
de explicar esto.
En
nuestro planeta encontramos de forma natural noventa y dos tipos diferentes de
átomos, pero algunos son mucho más comunes que otros. Por cada átomo de carbono
que encontramos, podemos hallar veinte de oxígeno y unos 5 de nitrógeno o de
hierro. En cambio, el oro es centenares de millones de veces más escaso que el
oxígeno, y otros elementos, como el uranio, son aún más raros.
Todas
las palabras de nuestra lengua están constituidas a partir de 29 letras. De la
misma manera, los átomos pueden combinarse en moléculas de muchas maneras
diferentes: algunas tan simples como el agua (dos hidrógenos y un oxígeno) o el
dióxido de carbono (un carbono y dos oxígenos), otras compuestas por miles de
átomos. Los principales ingredientes de los organismos vivos (incluidos los
seres humanos) son los átomos de carbono y oxígeno, ensamblados (junto a otros)
en cadenas moleculares de enorme complejidad. Si esos átomos en particular no
fueran comunes en la Tierra, nuestra forma de vida no sería posible.
Los
átomos están formados a su vez por partículas más simples. Cada tipo de átomo
tiene un número específico de protones (con carga eléctrica positiva) y
neutrones (de masa aproximadamente igual a los protones pero sin carga
eléctrica) en su núcleo, y un número igual de electrones (de masa muchísimo
menor y carga eléctrica negativa) en órbitas a su alrededor: esta cantidad de
protones o electrones se denomina "número atómico". El número atómico del
hidrógeno es 1, mientras que el del uranio es 92. Las propiedades químicas de
los elementos están dadas por este número, o sea, la cantidad de carga que
poseen.
Los
núcleos de todos los átomos están formados por las mismas partículas elementales
(protones y neutrones), lo cual permite la transmutación de los elementos de
unos en otros. Esto sucede, por ejemplo, en una explosión nuclear. No obstante,
los núcleos son lo bastante "robustos" para sobrevivir a las transformaciones
químicas que se dan en los seres vivos o en los laboratorios.
Los
diferentes tipos de átomos que pueden encontrarse en la Tierra existen en las
mismas proporciones que cuando se formó el sistema solar, hace 4.500 millones de
años: ningún proceso natural puede crear o destruir átomos en la Tierra (la
única excepción son los "elementos radioactivos raros" que se transmutan en
forma espontánea). ¿Es una casualidad la proporción en que se hallan los
distintos elementos? Los astrónomos dicen que no es una casualidad y han
proporcionado otra teoría: el universo tenía átomos simples que se fusionaron y
convirtieron en otros más pesados dentro de las estrellas
supernovas.
Ni
siquiera el centro del Sol es lo bastante caliente para producir estas
transmutaciones. Las estrellas diez veces más pesadas que el Sol brillan mucho
más, y evolucionan de una forma más complicada y dramática. Su hidrógeno central
se consume (transformándose en helio) en unos cien millones de años (menos del
1% de la vida del Sol). Luego la gravedad comprime estas estrellas pesadas
haciendo que su temperatura interna aumente aún más, hasta que los átomos de
helio se fusionan para producir núcleos de átomos más pesados (como el carbono
de 6 protones, oxígeno de 8 protones, y hierro de 26 protones). A partir de este
momento se desarrolla una estructura que recuerda una cebolla: una capa exterior
de carbono rodea otra de oxígeno, que a su vez rodea otra de silicio. Las capas
internas más calientes contienen elementos superiores de la tabla periódica de
los elementos (que los agrupa de acuerdo a sus propiedades químicas) y rodean un
núcleo constituido principalmente por hierro.
Cuando
el combustible se acaba (en otras palabras, cuando el centro caliente se ha
convertido completamente en hierro), la gran estrella se enfrenta a una crisis.
Un aplastamiento catastrófico comprime su centro (la gravedad supera la presión)
hasta la densidad de un núcleo atómico, iniciando una explosión colosal que
expulsa las capas externas a más de 10.000 kilómetros por segundo. Esta
explosión se manifiesta como una supernova. Los residuos contienen el resultado
de los procesos nucleares que mantuvieron el brillo de la estrella durante toda
su vida. Esta mezcla contiene grandes cantidades de oxígeno y carbono, así como
trazas de muchos otros elementos formados durante la explosión.
La
teoría de la evolución estelar y la nucleogénesis (formación de los núcleos)
reconstruye la historia de los átomos remontándose hasta épocas anteriores a la
formación de la Tierra. Desde esta perspectiva, una galaxia aparece como un
vasto sistema evolutivo. Dentro de las estrellas, el hidrógeno original se
transforma en las piezas básicas de la vida (carbono, oxígeno, hierro y demás).
Parte de este material vuelve al espacio interestelar y se recicla en forma de
nuevas generaciones de estrellas. Así, por ejemplo, el gas a partir del cual se
formó nuestra galaxia, tiene una proporción de "elementos pesados" que se
formaron durante tres generaciones previas de estrellas. Como dice M. Rees:
"...la mismísima raza humana está compuesta de polvo de estrellas, o menos
románticamente, de desechos nucleares del combustible que hace brillar las
estrellas"1.
Las
proporciones calculadas de los elementos son razonablemente cercanas a las
proporciones observadas en nuestro sistema solar. Sin embargo, las cantidades de
carbono, oxigeno, sodio y otros elementos pesados no son las mismas en otras
partes del universo. Sus abundancias relativas son menores en las estrellas más
antiguas. Esto es normal si los elementos se sintetizan gradualmente en
generaciones sucesivas de estrellas: las más viejas habrían surgido de un
material menos "contaminado" que las más nuevas. Una segunda observación es que
las abundancias de estos elementos son más altas en los lugares donde la
formación de estrellas es más rápida y el reciclado más reciente.
En
un futuro lejano, tras la muerte de nuestro sistema solar, esos átomos se
dispersarán otra vez por la galaxia y se incorporarán a nuevas estrellas,
repitiendo un nuevo ciclo.
Ahora
mismo están naciendo nuevas estrellas. A unos 1.500 años luz2 de distancia se
encuentra la nebulosa de Orión, con gas y polvo suficiente para formar millones
de estrellas. Además de estrellas jóvenes y brillantes, la nebulosa de Orión
contiene protoestrellas en proceso de condensación que aún no están lo bastante
calientes para empezar a quemar su combustible nuclear. Discos de polvo y gas
giran alrededor de algunas protoestrellas. Se trata de sistemas solares
embrionarios: las partículas de polvo se condensarán en "protoplanetas" rocosos,
que a su vez evolucionarán en planetas.
Hasta
hace poco se atribuía la formación de sistemas planetarios a sucesos improbables
e inusuales. Pero ahora está claro que la formación de planetas no requiere
ningún accidente inusual. Los planetas son una consecuencia natural de la
formación de estrellas. Además, su formación es inevitable a menos que el
material de la protoestrella tenga rotación nula, lo cual sí sería muy poco
probable. Así pues, los sistemas planetarios deben encontrarse por doquier. Pero
la observación de los planetas plenamente formados que orbitan en torno a otras
estrellas es sumamente difícil por su falta de luminosidad.
Otros
objetos muy luminosos que existen en el Universo son los cuásares (ver Recuadro
1). Estos multiplican por mil el brillo de la Vía Láctea entera, aunque su
intensidad en la luz visible puede variar en un 50% en el transcurso de un solo
día. Los cuásares más luminosos contienen agujeros negros que engloban 1.000
millones de veces la masa del sol en una región que cabría en la órbita de
Plutón alrededor del Sol. Como en otros fenómenos estelares conocidos como
Binarias de Rayos X, habría nubes de gas girando en círculos que se calentarían
y radiarían con violencia justo antes de ser absorbidas por el agujero negro
central. En ciertos casos, la materia que rodea el agujero negro lanzaría
chorros de partículas cargadas, de decenas de miles de años luz de longitud. Los
cuásares y sus primos hermanos, los objetos BL Lac, son los núcleos galácticos
activos más luminosos; sus parientes más tranquilos reciben el nombre de
galaxias de Seyfert. Hay núcleos galácticos con agujero negro masivo pero sin
materia cerca que atraer, entonces no son activos, no emiten estas radiaciones,
eventualmente se detectan por otras causas, por ejemplo la gravedad.
Estructura del
universo
Veamos
cómo es la estructura del Universo, hasta donde podemos llegar con el alcance de
los instrumentos de medición disponibles en la actualidad. Empezaremos con el
Sol, nuestra estrella madre, hasta llegar a las más grandes estructuras
conocidas.
El
Sol, la estrella de nuestro sistema solar, tiene un diámetro de 1.392.000 Km
(como comparación, el diámetro de la Tierra es de unos 12.600 Km) Allí se
producen reacciones nucleares de fusión, del tipo de una bomba de hidrógeno
controlada, que generan la energía que mantienen la vida en la Tierra. La
distancia del Sol a la Tierra es de 149.500.000 Km (1,6x10-5 años-luz). La
distancia entre el Sol y Plutón, el planeta más alejado perteneciente al sistema
solar, es de 5.913.520.000 Km (6,3x10-4 años-luz). La estrella más cercana al
Sol, Alfa Centauri, está a una distancia de éste de 30.318.000.000.000 Km, (3,26
años luz). O sea unas 5.000 veces la distancia Sol-Plutón (radio del sistema
solar).
Esta
distribución de la materia, donde la distancia entre los agrupamientos de orden
superior (entre soles, por ejemplo) es mucho mayor que la que separa a sistemas
inferiores (distancia entre soles y planetas asociados) va a ser una
característica general de la asociación de la materia a gran escala.
Tanto el Sol como Alfa Centauri forman
parte de un mismo conglomerado de estrellas, la Vía Láctea. La Vía Láctea es una
más de las miles de millones de galaxias distribuidas por el firmamento. Es una
galaxia espiral, tiene la forma de un disco chato con cuatro brazos espirales de
98.000 años-luz de diámetro y de 980 años-luz de espesor con un bulbo esferoide
aplanado en su centro de 3.300 por 20.000 años-luz. Hay aproximadamente 200.000
millones de estrellas en ella y nuestro sistema solar orbita a dos tercios de su
centro tardando unos 200 millones de años en dar una vuelta en torno al mismo.
Si miramos el cielo una noche despejada la Vía Láctea se ve como una franja
irregular de luz que lo atraviesa ya que a simple vista no podemos ver la
mayoría de estas estrellas en forma individual sino colectivamente, como un
resplandor.
En
el disco predominan estrellas azules relativamente jóvenes y de mediana edad y
hay gas. En el bulbo predominan las estrellas rojas que son viejas (10.000
millones de años de edad o más). Otra región es el halo, zona esférica difusa
que rodea todo el disco, de baja densidad y donde son mayoritarias las estrellas
viejas. En el centro del bulbo hay evidencias de un agujero negro.
Hay
otros tres tipos, esencialmente, de galaxias aparte de las espirales: elípticas,
lenticulares e irregulares. La presencia de gas en el disco de la Vía Láctea es
una característica general de las galaxias espirales e indica que la formación
de estrellas se mantiene activa en ellas y tienen por lo tanto la población de
estrellas más jóvenes. Estas galaxias se hallan en zonas poco densas donde su
estructura no se ve muy afectada por la atracción de galaxias vecinas. Las
galaxias elípticas poseen luminosidad uniforme y son similares a la zona del
bulbo de una galaxia espiral. No hay gas presente, por lo tanto las estrellas
son viejas. Estas galaxias se suelen hallar en regiones de alta densidad, en el
centro de cúmulos galácticos (ver más adelante). Las galaxias lenticulares
poseen tanto bulbo como disco pero no los brazos espirales. Tienen poco o nada
de gas así que sus estrellas son viejas. Parecen ser un caso intermedio entre
las espirales y elípticas. El último tipo de galaxias, las irregulares, son
pequeñas, sin bulbo y forma no definida.
Las
galaxias se encuentran a su vez agrupadas en grupos y cúmulos de galaxias. Los
grupos de galaxias son estructuras del orden de las decenas de galaxias mientras
que un cúmulo de galaxias está compuesto por cientos de galaxias. La Vía Láctea
forma parte del Grupo Local junto con la galaxia de Andrómeda y otras 34
galaxias más pequeñas, distribuidas en unos pocos millones de años luz.
Andrómeda, la galaxia más cercana a nuestra Vía Láctea se halla a dos millones
de años luz. Un ejemplo de un cúmulo de galaxias es el Cúmulo de Virgo, que se
halla cercano al Grupo Local. Virgo está compuesto por unos cuantos cientos de
galaxias y se halla a unos 50 millones de años luz. La característica común de
los grupos y cúmulos de galaxias es que las galaxias en ellos forman estructuras
en equilibrio gravitatorio (como los planetas en nuestro sistema solar, las
galaxias componentes de los grupos y cúmulos están ligados).
Los
cúmulos de galaxias pueden ser regulares o irregulares. Los cúmulos regulares
tienen un núcleo central concentrado y una estructura esférica bien definida.
Tienen un tamaño entre 3 y 10 millones de años luz y una masa de alrededor de
1015 masas solares. Un cúmulo de galaxias muy rico es el de Coma, que posee
miles de galaxias elípticas. Los cúmulos de galaxias irregulares no tienen un
núcleo bien definido, poseen un rango de tamaños similar a las regulares pero
son más pobres en masa, entre 1012 y 1014 masas solares. El citado cúmulo de
Virgo es de este tipo.
A su
vez, conjuntos de cúmulos de galaxias forman supercúmulos. Estos consisten
usualmente en una cadena de unos doce cúmulos de galaxias, tienen una masa del
orden de 1016 masas solares. Nuestro propio supercúmulo local está centrado en
el cúmulo de Virgo y tiene una masa relativamente pobre, y un tamaño de 48,9
millones de años luz. Un supercúmulo mayor como el asociado con el cúmulo de
Coma tiene un tamaño de 326 millones de años luz y unas 1.300 galaxias en su
zona central.
Los
sondeos de galaxias lejanas muestran de conjunto una estructura "burbujeante"
con las galaxias fundamentalmente ubicadas en forma de hojas y filamentos
(estructuras alargadas). Las "burbujas" son espacios vacíos (regiones sin
galaxias brillantes) con un diámetro típico de unos pocos cientos de millones de
años luz y ocupan cerca del 90% del espacio. La mayor "burbuja" observada, el
vacío de Bootes, tiene un diámetro de unos 400 millones de años luz.
Otra
estructura observada es la que conocemos como Gran Muralla, una "hoja" de
galaxias de un largo de unos 500 millones de años luz y una altura de 300
millones de años luz ubicada a unos 300 millones de años luz de nosotros. Los
sondeos indican que hay muchas estructuras como la Gran Muralla pero no hay
evidencia de estructuras significantemente mayores que ella.
Otra
estructura estelar es el Gran Atractor. Mediciones de velocidades (peculiares)
efectuadas en nuestro Universo más cercano, muestran un movimiento de conjunto,
en escalas que exceden los 200 millones de años luz. Consistentemente con este
flujo, nuestra galaxia se mueve a alrededor de 600 m/seg hacia un objeto
distante denominado Gran Atractor, que, como se halla en dirección del núcleo
central de nuestra galaxia, es difícil de observar. Este objeto yace a una
distancia de 75 millones de años luz y posee una masa que se aproxima a los
5x1016 masas solares, masa similar a la del cúmulo de Coma.
En
el Gráfico 1 se muestran en forma esquemática las distancias y masas de las
estructuras descriptas.
En
el Gráfico 2 se muestra la distribución de galaxias vistas desde la Tierra (por
eso ésta es el punto en el centro del gráfico correspondiente a 0). Cada punto a
derecha e izquierda de la Tierra en el gráfico corresponde a una galaxia. Se
observa allí la estructura "burbujeante" con los "vacíos", filamentos y paredes
citados. La distancia de cada galaxia a la Tierra (escala en el gráfico) se
determinó por los corrimientos Doppler relativos, Z (ver más adelante).
Para
finalizar este punto veamos un problema que se presenta con relación a la fuerza
gravitatoria que mantiene unidas las estructuras. A mediados de los años 30 del
siglo XX, F. Zwicky y S. Smith midieron las velocidades de galaxias del cúmulo
de Virgo y de Coma. Así como los planetas giran alrededor del centro de masas
del sistema solar, las galaxias lo hacen alrededor del centro de masas de su
cúmulo. Pero Zwicky y Smith vieron que éstas giraban a tal velocidad, que su
masa global no proporcionaba la gravedad suficiente para mantenerlas juntas. La
masa de los cúmulos debía poco menos que centuplicar la de las galaxias
visibles; si no, las galaxias se hubieran desprendido de los cúmulos hacía ya
mucho. La solución, inevitable, fue proponer que los cúmulos están formados en
su mayor parte por materia "oscura", invisible. Algo más se ha progresado en el
conocimiento de las características de la materia oscura desde las observaciones
de Zwicky, pero se sigue ignorando qué compone esta "materia
oscura".
Otros hechos
experimentales
Veamos
ahora un conjunto de hechos experimentales que tienen particular importancia en
el desarrollo de los modelos teóricos. Sobre estos hechos es que se basa la
teoría dominante de la evolución estelar: la teoría de la Gran
Explosión.
Ley de
Hubble
En
los años '20 E. Hubble, usando el telescopio de 2,50 metros del observatorio de
Monte Wilson (EE.UU.), detectó estrellas de brillo variable (Cefeidas variables)
en diferentes nebulosas. Las nebulosas son objetos difusos cuya naturaleza era
objeto de acalorado debate en la comunidad astronómica de aquella época: ¿eran
nubes dentro de nuestra propia galaxia? ¿O se hallaban fuera de
ella?
Esta
cuestión era difícil de resolver para la mayoría de los objetos astronómicos,
por la ausencia de puntos de referencia para comparar distancias. El
descubrimiento de Hubble fue revolucionario: midiendo el período de variación de
estas estrellas y su brillo aparente, Hubble fue capaz de determinar la
distancia de estas estrellas variables a la tierra. Así, demostró que
pertenecían a nebulosas, no de nuestra galaxia, sino de otras galaxias, ubicadas
mucho más allá del confín de la nuestra.
El
segundo descubrimiento revolucionario de Hubble, conocido como ley de Hubble, lo
obtuvo comparando las distancias de distintas galaxias a la Tierra (mediciones
basadas en su descubrimiento anterior) con mediciones del corrimiento hacia el
rojo3 de la luz proveniente de esas galaxias. Halló que el corrimiento relativo
hacia el rojo de la luz de estas galaxias es proporcional a la distancia entre
la Tierra y la galaxia. El factor de proporcionalidad (a menos de un factor c,
la velocidad de la luz) se llama constante de Hubble, H.
Con
los datos disponibles en la actualidad se sabe que esta relación es válida hasta
una distancia de unos 3.000 millones de años luz. A partir de esa distancia se
observa un apartamiento de esta relación lineal (más adelante veremos la
interpretación tanto de esta ley como de su apartamiento en el marco de la
teoría cosmológica dominante). La estructura del universo descripta en el punto
anterior se base en esta ley.
Un
prestigioso astrofísico experimental, H. Arp, cuestiona esta Ley4. Sostiene que
observa objetos estelares que poseen corrimiento al rojo muy disímiles, pero que
sin embargo están espacialmente correlacionados, o sea son cercanos. Esto
contradice directamente la ley de Hubble, que dice que el corrimiento al rojo
indica distancia. Su posición es minoritaria dentro de la comunidad astrofísica,
pero muy respetable.
Más
allá del cuestionamiento planteado por Arp, cualquier teoría sobre el Universo,
tiene ineludiblemente, que explicar la ley de Hubble.
Radiación cósmica de
fondo
En
1965, A. Penzias y R. Wilson en los laboratorios de la Bell descubrieron
casualmente una radiación que interfería con los receptores de radio que estaban
desarrollando. Esta radiación, de longitud de onda en el rango de microondas (el
mismo tipo de radiación que emplean los hornos de microondas pero de mucha menor
intensidad) provenía de todas las direcciones del espacio y no tenía como origen
ni la atmósfera ni las fuentes típicas de radiación de origen cósmico conocidas.
Si fuera visible a los ojos brillaría en todo el cielo con una asombrosa
uniformidad en todas direcciones.
Mediciones
satelitales, a comienzo de los '90, mostraron que las intensidades
correspondientes a las distintas longitudes de onda de esta radiación están
distribuidas como la radiación de cuerpo negro5 en forma casi perfecta. Este
espectro de cuerpo negro corresponde a una temperatura equivalente de 2,725 ±
0,002 ºKelvin. Las mediciones en distintas direcciones dan variaciones de esta
radiación de 1 parte en 100.000 (efectuadas las correcciones por el movimiento
de la Tierra). Esto significa que la radiación de fondo está distribuida en
forma extremadamente uniforme con un nivel de variación angular muy
pequeño.
Esta
temperatura de 2,725ºKelvin, correspondiente en grados centígrados a -270,425ºC,
puede parecer extremadamente fría, pero visto de otro modo permite afirmar que
el espacio intergaláctico contiene muchas partículas: en promedio, cada 10
metros cúbicos el espacio contiene 400 millones de cuantos de radiación
(fotones). En el mismo volumen se puede hallar solo un átomo de hidrógeno en
promedio. Es decir, si todos los átomos que forman los distintos cuerpos del
universo se distribuyeran en el mismo en forma uniforme, habría un átomo por
cada 10 metros cúbicos, frente a los 400 millones de fotones de esta radiación
de fondo.
El
origen de esta radiación como el hecho de ajustarse tan bien a las
características de la radiación de un cuerpo negro es un hecho a explicar.
Asimismo se debe explicar su nivel de fluctuación.
Elementos
livianos
En
astronomía se llama "elementos livianos" a los primeros elementos de la tabla
periódica (hidrógeno, deuterio, helio3, helio4 y litio). Las ideas originales
sobre la proporción en que se hallan los distintos elementos se basaron en la
proporción hallada en la Tierra. Ahora bien, ¿es extensiva esta distribución de
abundancias a todo el cosmos? En cierto sentido, no: el hidrógeno y los
elementos livianos son demasiado volátiles para que la Tierra desde su formación
los hubiera retenido, se escapan de ella. En consecuencia, los elementos más
livianos (que en el Sol son los más abundantes) están poco representados en la
Tierra. Aun así, como dijimos antes, las proporciones de los otros elementos
(los "elementos pesados" formados en supernovas) son representativas del sistema
solar. El helio, por ejemplo, representa casi un cuarto del total de la masa de
la mayoría de las estrellas (Sol incluido, de hecho se descubrió allí antes que
en la Tierra) pero su proporción es muy pequeña en la Tierra por la
"evaporación".
La
teoría de la nucleogénesis estelar si bien explica la abundancia de los
elementos "pesados" no puede explicar la abundancia de los "livianos". Veamos el
caso del helio: las estrellas, en la mayor parte de sus vidas, producen helio a
partir del hidrógeno; sin embargo, la mayor parte del helio así formado se
transforma a su vez en elementos más pesados antes de retornar al espacio
interestelar por una explosión de supernova. Las estrellas convierten su
hidrógeno tanto en helio como en elementos más "pesados", sin embargo, lo que
observamos es que los elementos pesados constituyen el 1 o 2 % del material del
sistema solar y de las estrellas semejantes al Sol, mientras que la abundancia
del helio es muy superior.
Hasta
ahora no se ha encontrado ninguna estrella, galaxia o nebulosa, con una
proporción de helio menor al 24%. Lo que sugiere que las galaxias no se formaron
a partir de hidrógeno puro sino a partir de una mezcla de hidrógeno y helio. F.
Hoyle y su colega R. Tayler propusieron para resolver este problema que el
exceso de helio se producía en explosiones de estrellas mucho mayores que una
supernova, con una masa millones de veces superior a la de una estrella
ordinaria. Estas superestrellas sin embargo tendrían que ser muy inestables,
explotar muy pronto y existir en un número enorme, y de hecho no han sido
detectadas.
Otro
elemento cuya abundancia no se puede explicar por el mecanismo de la explosión
de supernovas es el deuterio (hidrógeno pesado). El deuterio es un átomo
compuesto por un protón y un neutrón, presente en las estrellas en una
proporción centenares de miles de veces inferior a la del hidrógeno. Su origen
plantea un problema, pues en las estrellas este elemento se destruye más rápido
que lo que se crea. Esto se debe a que el deuterio se consume antes que el
hidrógeno, por lo que las estrellas recién formadas agotan su deuterio antes de
empezar a consumir hidrógeno.
En
definitiva, no se ha descubierto un mecanismo de formación de los elementos
"livianos" que explique la proporción en que se hallan en las estrellas del
mismo modo que se puede explicar la formación de los elementos "pesados" en las
supernovas.
Teorías
Hemos
descripto distintos aspectos del Universo tal cual se observa. Para explicar: la
ley de Hubble, la radiación cósmica de fondo, el origen de los elementos
livianos y el origen de la estructura del universo a gran escala, se han
desarrollado distintas teorías.
Estas
teorías siguen básicamente dos caminos; uno astrofísico, y otro cosmológico. El
primero es muy minoritario dentro de la comunidad científica, mientras que el
segundo es ampliamente dominante.
La
vía astrofísica trata de explicar estos fenómenos a partir de distintos procesos
físicos de forma independiente. Mientras que la segunda vía -la cosmológica- ve
la evolución del Universo en su conjunto y a esos fenómenos citados como su
consecuencia. También hay caminos intermedios que combinan ambas
metodologías.
Veamos primero algunas consideraciones
generales sobre las teorías cosmológicas para detenernos luego en la teoría
cosmológica dominante: la de la Gran Explosión Caliente. Luego nos referiremos
sucintamente a algunas de las teorías alternativas.
Teorías
cosmológicas
Las
teorías cosmológicas tienen su fundamento en la teoría de la relatividad general
desarrollada por A. Einstein. Veamos el contenido de esta teoría. Daremos un par
de resultados particulares que se obtuvieron de ella y a continuación
presentaremos sintéticamente su enunciado general.
Una
consecuencia de la teoría de la relatividad general es que las grandes masas de
los cuerpos celestes desvían la trayectoria rectilínea de los rayos de luz. Esto
lo anunció Einstein ya en 1915 al formular la teoría. Tal efecto fue medido en
1919, durante un eclipse de sol, por los astrofísicos británicos A. Eddington y
F. Dyson. Fue la primera confirmación experimental de un resultado predicho por
esta teoría.
La
desviación de una trayectoria rectilínea de los rayos de luz se debe a que las
grandes masas (de una estrella, galaxia, etc.) curvan en mayor o menor medida el
espacio que tienen a su alrededor, de resultas que los rayos de luz siguen
necesariamente caminos curvos. Este efecto es despreciable si la masa es
pequeña. Otra consecuencia de esta deformación del espacio es que los astrónomos
pueden observar imágenes múltiples de un objeto celeste cuando entre este y la
Tierra se interpone otro objeto celeste de gran masa. Ese efecto se denomina de
lente gravitatoria. Por ejemplo, el cuasar doble HE1104-1805, descubierto por L.
Wisotzki, es uno de esos casos. Con la ayuda de técnicas de análisis de imágenes
se detectó una galaxia muy débil que se halla entre los dos cuásares observados
y provoca el efecto de lente gravitatoria produciendo la imagen doble de un
único cuásar.
Sintéticamente,
la idea sobre la que se basó Einstein para desarrollar la teoría fue la de
asociar la gravitación a la curvatura del espacio-tiempo. En el marco de la
teoría del movimiento desarrollada por Newton en el siglo XVIII, el
espacio-tiempo está dado de una vez por todas, independientemente de su
contenido material. La atracción gravitatoria se considera como una acción a
distancia instantánea entre estrellas, planetas, galaxias, etc. En la teoría de
Einstein, donde ninguna acción o señal puede viajar más rápido que la luz, la
gravedad se asocia a la curvatura del espacio-tiempo, que a su vez está
vinculada al contenido material del Universo. Más precisamente, esta vinculación
se traduce en las ecuaciones de campo de Einstein de la Relatividad General que
unen dos tipos de objetos distintos: uno de los términos de la ecuación describe
la curvatura del espacio-tiempo; el segundo define el contenido material en
términos de la densidad de materia y de la presión de la materia-energía. El
contenido material es la fuente de la curvatura del espacio tiempo. A partir de
1917, Einstein aplicó su teoría al Universo considerado como una totalidad. Fue
el punto de partida de la cosmología moderna.
Partiendo
de la relatividad general y formulando hipótesis simplificadoras se llega a los
modelos cosmológicos. El modelo cosmológico de la Gran Explosión, asociado con
los nombres de A. Friedmann, G. Lemaitre, H. Robertson y A. Walker, se basa en
el principio según el cual el Universo puede ser considerado a gran escala, como
isótropo y homogéneo (es decir sin direcciones preferenciales y siendo cualquier
punto equivalente). A escala de estrellas individuales, galaxias, cúmulos, etc.
este principio obviamente no es válido. Se deben considerar distancias mayores
que las correspondientes a las estructuras más grandes observadas para que esta
aproximación sea válida.
Teoría de la gran explosión
caliente
La
teoría de la Gran Explosión caliente tiene su fundamento teórico en la Teoría de
la Relatividad General de Einstein (1916). Friedmann (1922) halló soluciones del
sistema de ecuaciones de la Relatividad aplicadas al Universo en su conjunto
(supuesto éste isótropo y homogéneo) en las que el Universo en su conjunto se
expande, siendo la velocidad de expansión entre dos puntos cualquiera
proporcional a la distancia entre ellos.
Estas
soluciones de Friedmann empezaron a ser tenidas en cuenta a partir del hallazgo
por Hubble de la ley que lleva su nombre (1927). Esta ley, como vimos, muestra
que la distancia de la Tierra a un objeto celeste suficientemente lejano es
proporcional al corrimiento al rojo de la luz por él emitida. La interpretación
usual del significado del corrimiento al rojo es por el efecto Doppler: cuando
una fuente emisora de ondas se acerca a una velocidad dada, la longitud de onda
se acorta y a la inversa, si la fuente se aleja, la longitud de onda se alarga
(estrictamente, en el marco de la cosmología, no es que se acerquen dos objetos
celestes sino que el espacio entre ellos se "estira" y provoca el corrimiento el
rojo). Esto es lo que pasa con las ondas sonoras en una estación de tren:
escuchamos el pito del tren más agudo (longitud de onda más corta) cuando el
tren se acerca y más grave (longitud de onda más larga) cuando se aleja. La ley
de Hubble interpretada a partir del efecto Doppler indica que la velocidad con
que se mueve un objeto celeste con respecto a la Tierra es proporcional a la
distancia entre el objeto emisor de ondas y la Tierra. Esta noción generalizada
a dos objetos cualesquiera coincide con lo hallado por Friedmann a partir de las
ecuaciones simplificadas de Einstein.
El
desarrollo de esta teoría fue casi inmediato (Lemaitre 1928): si ahora tal cual
se observa, en el marco de esta interpretación de la Ley de Hubble, el universo
se expande, si fuéramos hacia atrás en el tiempo, encontraríamos al Universo en
un estado con la materia más concentrada, más denso y más caliente. Más denso y
caliente cuanto más se retroceda en el tiempo; finalmente se llegaría a una
singularidad, un estado donde toda la materia estaría concentrada en un punto de
densidad infinita (ver recuadro 2).
El
apartamiento de la ley de Hubble en el marco del corrimiento Doppler, observado
cuando se trata de grandes distancias, indica que, contra lo que se presumía, la
expansión del universo no se está frenando sino que se está acelerando. El
origen de esta aceleración estaría en una desconocida "energía oscura" (ver
recuadro 3).
Con
relación al Modelo de la Gran Explosión caliente vale una aclaración. Desde
nuestro punto de vista, con "Gran Explosión caliente" se expresan dos cosas
distintas que no siempre están bien deslindadas en los distintos autores. Por un
lado, se señala el proceso por el cual el Universo observable a medida que
retrocedemos en el tiempo se hallaba en un estado más "concentrado". Y por otro
lado se identifica con un instante particular: el instante en que retrocediendo
en el tiempo ese estado concentrado llega a ser "un punto" (la
singularidad).
El
estado del Universo en realidad deja de poder explicarse por las leyes de la
física conocidas desde el momento en que se llega a un estado caracterizado por
una distancia del orden de 10-31 metros (longitud de Planck). Allí empiezan a
valer las leyes de la gravedad cuántica (ver recuadro 2). Sin embargo, es un
método usual extrapolar, hacia regiones donde, aunque se sabe que no tiene
validez el principio que se está usando, sirve como aproximación tentativa. Así,
tiempo = 0 es producto de una extrapolación, que lleva asimismo a decir: "tal
hecho sucedió a 300.000 años del gran estallido".
Después
de este paréntesis sigamos adelante. La radiación cósmica de fondo y la
formación de los elementos livianos, en este contexto, se deben a la expansión y
enfriamiento del universo a partir de un estado anterior más concentrado y
caliente. El origen de la radiación y los elementos livianos está en los cambios
cualitativos en el proceso de evolución de la materia cuando se dan condiciones
apropiadas de temperatura y densidad por la expansión. Las estructuras
observadas a su vez se explican por la ampliación, por la acción de la atracción
gravitatoria, de las pequeñas fluctuaciones de ese estado "concentrado" y
caliente.
Estas
elaboraciones teóricas no fueron aceptadas inmediatamente por la mayoría de la
comunidad científica. Como dice S. Weinberg: "Una aureola de mala reputación
rodeó siempre a tales investigaciones. Recuerdo que en la época en que yo era
estudiante y luego, cuando comencé mis propias investigaciones (sobre otros
temas), en el decenio de 1950, el estudio del Universo primitivo era considerado
en general como algo a lo que no debía dedicar su tiempo un científico
respetable.."6.
Como
vimos, en la década de 1960 Penzias y Wilson hallaron una radiación que provenía
de todas las direcciones del espacio. Esta radiación fue interpretada
inmediatamente como la radiación predicha teóricamente por la teoría de la Gran
Explosión. A partir de ese descubrimiento esta teoría empezó a ser aceptada
mayoritariamente.
Observando
lo que sucede en el cosmos -la expansión- y partiendo de las leyes de la física
conocida, puede reconstruirse lo que debe haber sucedido en el pasado, de
acuerdo a esta teoría. La evolución del Universo se puede describir en tres
etapas distintas que reflejan el estado actual de nuestro conocimiento de los
procesos físicos: Cosmología Estándar, Cosmología de Partículas y Dominio de la
Gravedad Cuántica (a medida que retrocedemos en el tiempo la temperatura del
Universo aumenta y la física asociada a esas temperaturas es menos
conocida).
Cosmología
Estándar
La
Cosmología Estándar describe (desde esta óptica) los procesos acontecidos desde
una centésima de segundo posterior al gran estallido hasta nuestros días. Los
conocimientos físicos involucrados son enteramente confiables. El modelo
estándar de la evolución del Universo en este período ha pasado muchas pruebas
observacionales estrictas.
Esta
teoría describe el universo desde un momento del pasado, aproximadamente entre
10.000 y 15.000 millones de años, en que toda la materia estaba tan comprimida
que no podía haber galaxias, ni estrellas, ni aun átomos o núcleos de átomos.
Había únicamente partículas de materia, antimateria7 y luz llenando
uniformemente todo el espacio. No se conoce cual sería la temperatura de ese
estado, pero los cálculos dicen que debe haber sido una temperatura de por lo
menos 1.000.000 de millones de grados centígrados.
A
esa temperatura las partículas de materia y antimateria se convertirían
continuamente en luz y a su vez los fotones de luz al chocar entre sí se
convertirían nuevamente en materia y antimateria. Entretanto, producto de la
expansión, las partículas también se estarían separando rápidamente entre sí del
mismo modo que las galaxias lo hacen ahora. Y esa expansión habría causado un
rápido enfriamiento de las partículas, de la misma manera que una heladera es
enfriada por la expansión del gas freón en sus espirales. Después de unos pocos
segundos la temperatura de la materia, antimateria y la luz habría bajado
aproximadamente 10.000 millones de grados (eso representa aproximadamente 1.000
veces la temperatura en el centro del sol, temperatura que se alcanza en el
interior de la bomba H). La luz ya no tuvo suficiente energía para convertirse
en materia y antimateria. Casi todas las partículas de materia y antimateria se
aniquilaron entre sí, pero por razones que se desconocen quedó un ligero exceso
de partículas (electrones, protones y neutrones) que no hallaron partículas de
antimateria para aniquilarse y por consiguiente sobrevivieron a esta extinción.
Después de tres minutos más de expansión, el sobrante de materia fue lo
suficientemente frío (1.000 millones de grados) para que los protones y
neutrones se ligaran formando los núcleos de los elementos más ligeros:
hidrógeno, helio y litio.
Por
300.000 años la materia y la luz en expansión fueron demasiado calientes como
para que los núcleos y los electrones se juntaran dando átomos. Recién cuando la
temperatura cayó aproximadamente a 3.000 grados, los electrones y núcleos
pudieron ligarse dando átomos. A esa temperatura la radiación dejó de
interactuar con las partículas y desde ese instante se propaga libremente,
perdiendo energía a medida que el universo se expande al alargarse su longitud
de onda. Esta radiación es la que en la actualidad vemos como radiación cósmica
de fondo a 2,73 grados. A partir de ese instante, la atracción gravitatoria
empezó a amplificar las pequeñas fluctuaciones de densidad preexistentes
formando galaxias y después estrellas. Allí "se cocinaron" todos los elementos
pesados, incluyendo el hierro y el oxígeno, de los que millones de años más
tarde se formó la Tierra8.
A
partir de diferentes mediciones, interpretadas en el marco de este modelo
estándar, se infiere que el contenido de materia en el Universo actual está en
las siguientes proporciones: materia normal (bariónica) @ 4%, neutrinos @ 0,1%,
radiación cósmica de fondo (fotones) @ 0,01%, materia oscura fría (materia cuya
naturaleza se desconoce) @ 29% y finalmente energía oscura (energía cuya
naturaleza se desconoce) @ 67%9.
Cosmología de
Partículas
La
Cosmología de Partículas desarrolla una imagen de la evolución del Universo en
tiempos anteriores a los que llega a estudiar la Cosmología Estándar. Las
temperaturas imperantes (energías) que estudia la Cosmología de Partículas están
todavía dentro de los límites de la física actualmente conocida y sus
generalizaciones. Por ejemplo, el acelerador de partículas de altas energías del
laboratorio del CERN o del Fermilab permite verificar modelos físicos de
procesos que ocurrieron a solo 10-11 segundos después del gran estallido
(temperaturas del orden de 3x1015 ºKelvin). Esta área de la cosmología es más
especulativa, ya que involucra al menos algunas extrapolaciones y con frecuencia
tiene cálculos inmanejables. Muchos cosmólogos opinan que se pueden realizar
extrapolaciones razonables hasta tiempos tan tempranos (10-35 segundos) que
correspondan a la transición de fase de la gran unificación (temperaturas de
3x1027ºKelvin).
Dominio de la Gravedad
Cuántica
La
región dominada por la Gravedad Cuántica abarca las preguntas sobre el origen
del Universo observable. Esto lleva a considerar procesos cuánticos en los
tiempos mas tempranos concebibles en un espacio-tiempo clásico, eso es lo que se
llama "época de Planck" a 10-43 segundos del gran estallido (que se corresponde
a temperaturas del orden de 3x1031 ºKelvin). Dado que aún no se desarrolló una
teoría autoconsistente de la gravedad cuántica, esta área de la cosmología es
todavía más especulativa.
En
el Gráfico 3 se muestran los principales eventos que ocurrirían en los tres
regímenes descriptos. La Cosmología Estándar corresponde desde la actualidad
hasta 0,01 segundo, la de partículas desde 0,01 segundo hasta 10-43 segundos y
el dominio de la gravedad cuántica de ahí para atrás.
Objeciones a la teoría de la gran
explosión
Se
cuestiona esta teoría, fundamentalmente -desde nuestro punto de vista- a partir
de tres hechos experimentales. Este cuestionamiento apunta a la parte de la
teoría basada en física poco o nada conocida pero también a la Cosmología
Estándar:
1)
Las estructuras más grandes observadas como el Gran Atractor o la Gran Muralla
no habrían tenido tiempo de formarse en los 13.500 millones de años
transcurridos desde el comienzo de la expansión.
2)
De igual modo, está en discusión la edad de las estrellas más antiguas.
Aparentan tener más edad que el tiempo transcurridos desde el comienzo de la
expansión.
3)
El cuestionamiento a la Ley de Hubble, realizado por H. Arp que hemos visto en
el apartado correspondiente.
Estos
tres puntos están en discusión y hay contrargumentaciones y nuevos modelos
explicativos tanto en el mismo sentido como en su contrario.
Otra
crítica al modelo de la Gran Explosión es que el mismo implica un comienzo del
espacio-tiempo, una singularidad. Estrictamente, la "ciencia aceptada" es lo
descripto por el Modelo Estándar, es decir lo explicado sobre la base de física
ampliamente verificada experimentalmente. La respuesta "científica" a qué
sucedió previamente es: "no se sabe", aunque mucho se especule sobre la base de
física poco o nada conocida.
Otro
"inconveniente" de la teoría de la Gran Explosión, tal cual fue originalmente
concebida, es no poder explicar el grado de homogeneidad observado del Universo
a gran escala (por ejemplo la homogeneidad de la radiación cósmica de fondo).
Tampoco puede explicar el "problema del horizonte": regiones aparentemente sin
conexión causal y que sin embargo tienen propiedades similares, como si alguna
vez hubieran interactuado (nuevamente vale como ejemplo la radiación cósmica de
fondo). Se intenta explicar estos hechos con un agregado a la teoría: una etapa
inflacionaria. Esta es una propuesta de una fase de expansión ultrarrápida del
Universo. Se basa en la energía potencial asociada a un hipotético campo
escalar. Si existiera, este campo estaría distantemente relacionado al campo
escalar de Higgs. Dentro del Modelo Estándar de partículas y fuerzas este campo
de Higgs y su partícula asociada es el que explica porqué las partículas poseen
masa. La partícula de Higgs aún no ha sido detectada pero ha partir de lo ya
conocido, hay certeza de su existencia y su próximo descubrimiento. El campo
escalar que generaría la inflación ya es una cuestión más
especulativa.
Algunas
propiedades del cosmos predichas por esa supuesta etapa inflacionaria se han
comprobado9 pero no es la única teoría que puede explicar estas propiedades9.
Este "marco inflacionario" también tiene una singularidad de origen ya que no se
basa en una teoría de la gravedad cuántica que la resuelva10.
Algunas teorías
alternativas
Veamos
sucintamente un conjunto de teorías alternativas a la de la Gran Explosión
caliente, poniendo el acento en la física en la que se basan.
Haremos
una enumeración sin profundizar en sus contenidos ni en las distintas críticas
que pueden efectuarse (éstas se pueden hallar en las citas proporcionadas).
Veremos
teorías que son globales, cosmológicas, y otras que presentan mecanismos
parciales para explicar los distintos fenómenos:
•
Teoría del Universo de plasma desarrollada principalmente por el premio Nobel de
física, especialista en plasma, H. Alfvén.
•
Teoría desarrollada por los marxistas leninistas alemanes Lutz, Rochlitz y
Balzer, que proponen una serie de mecanismos independientes para explicar la ley
de Hubble, la radiación cósmica de fondo, elementos livianos, etc., sin acordar
con la teoría de la Gran Explosión.
•
Teoría del Universo "cuasi estacionario" asociado al nombre de Hoyle, ilustre
físico ya citado, que realizó contribuciones esenciales al desarrollo de la
nucleogénesis, y contradictoriamente, fue quien bautizó a la teoría dominante
como "teoría de la gran explosión", en la década del 40, como forma de
satirizarla.
• La
Teoría del escenario Ekpyróptico desarrollado entre otros por Steinhardt, uno de
los padres del modelo inflacionario. Steinhardt también desarrolló junto con
Turok el Modelo Cíclico.
El universo de
plasma
La
teoría de H. Alfvén parte de considerar que el 99% de la materia del Universo es
plasma. El plasma está compuesto por gases calientes conductores de
electricidad: mientras que en un gas normal los electrones están ligados a un
núcleo y no se pueden mover fácilmente, en el plasma los electrones se separan
por el intenso calor, lo que les permite moverse libremente. Los cosmólogos del
plasma plantean "un Universo entrecruzado por vastas corrientes eléctricas y
potentes campos magnéticos ordenados por el contrapunto cósmico del
electromagnetismo y la gravedad". (11, Lerner).
Este
modelo se basa en física clásica ampliamente conocida, aunque hace hipótesis
sobre la presencia de antimateria sin evidencia experimental. Acepta la
expansión de la materia expuesta por la ley de Hubble, pero no en un contexto
cosmológico. La expansión observada se produciría como resultado de la explosión
de materia y antimateria, localmente, no en un contexto de expansión
einsteniano, global, del universo.
Los
otros fenómenos observados de formación de estructuras, radiación cósmica de
fondo, etc., son explicados por este modelo mediante distintos mecanismos
clásicos, propuestos a partir de la física del plasma
En
el escenario de Alfvén sólo una pequeña parte del universo -la que observamos-
habría colapsado primero y luego explotado. En lugar de iniciarse en una zona
acotada, la explosión provendría de una vasta región de cientos de millones de
años luz de anchura y cientos de millones de años luz de desarrollo11.
Propuesta de Lutz, Rochlitz y
Balzer
Explica
los fenómenos observados mediante distintos mecanismos, algunos clásicos otros
no, en un contexto donde se considera que la ley de Hubble interpretada como
expansión del universo, es errada.
Estos
autores explican la ley de Hubble a partir de un mecanismo por el que el
corrimiento al rojo se debe a que la luz, a medida que se propaga por el
espacio, interactúa con lo que llaman "materia en forma continua" y pierde
energía. Esa energía es irradiada por esta "materia en forma continua" dando
lugar a la radiación cósmica de fondo. No aceptan la validez del fenómeno
Doppler con relación a la ley de Hubble12.
Modelo del universo cuasi
estacionario
Este
modelo combina una solución cosmológica de las ecuaciones de Einstein, según la
cual el Universo se expande y se vuelve a contraer en forma muy lenta e
ininterrumpida, con otros mecanismos parciales. Ahora estaríamos en un periodo
de expansión como el observado por la ley de Hubble, interpretada como velocidad
Doppler. La contracción no llegaría a un estado de muy alta energía, por lo cual
no requiere de una física fuera de la física convencional. La radiación cósmica
de fondo es explicada en este modelo por un mecanismo clásico; la homogeneidad
de esa radiación es explicada por interacciones que se producen en la fase en
que el Universo está comprimido. Las proporciones de los elementos livianos se
explican por mecanismos estelares clásicos13.
El escenario ekpyóptico y
cíclico
Éste
es también un modelo cosmológico alternativo al de la Gran Explosión. Acepta
como válido el Modelo Estándar de la cosmología pero no la fase inflacionaria.
Se basa en una teoría que combina la mecánica cuántica con la gravedad (teoría
M), sin base experimental por el momento. Esta teoría de la gravedad cuántica,
en la aproximación de bajas energías, reproduce algunas teorías conocidas. Según
estos modelos existiría un movimiento cíclico del Universo como en el modelo
cuasi-estacionario, pero con una contracción muchísimo mayor, de ahí una teoría
de altas energías14.
Conclusiones
El
Modelo Estándar de la Cosmología, es decir, la teoría de que el Universo
observable en un pasado lejano se encontraba en un estado concentrado a alta
temperatura y densidad, tiene una fuerte evidencia experimental.
Las
teorías alternativas mencionadas son menos probables, porque requieren un número
mayor de suposiciones, que escapan de las leyes de la física conocida.
Cuando
hablamos de la Teoría Estándar, nos referimos a la que describe la evolución del
Universo desde el momento en que comienzan a formarse los nucleones, que se
corresponde a la física de altas energías, comprobada en aceleradores de
partículas (con las limitaciones del caso: problema del horizonte y energía
oscura por ejemplo).
Estados
previos más concentrados donde la densidad y temperatura son mayores tienen una
menor base experimental y es sumamente complejo elaborar conclusiones sobre
ellos. Aquí la teoría inevitablemente conduce a una singularidad, debido a su
limitación intrínseca de no poder basarse directamente en la gravedad cuántica.
Esos estados previos del Universo más densos y calientes a los cuales se está
muy lejos de llegar experimentalmente, se estudian teóricamente proyectando las
leyes de la física conocida. De proyecciones de este tipo se desprenden teorías
como las del "Universo inflacionario" que sirven para explicar la homogeneidad y
causalidad, o las teorías del multiuniverso (inflación caótica en que "el
Universo observable" no es más que una burbuja con leyes físicas particulares,
de un desarrollo más amplio de la materia). También de estas proyecciones,
avanzando sobre la gravedad cuántica se elaboran las teorías del Universo
Cíclico.
En
el Gráfico 4 se muestra lo conocido sobre física de altas energías. Comparar las
escalas de energía de este gráfico con las del Gráfico 3, para tener una idea de
lo conocido y lo proyectado.
Hemos
cuestionado la idea de la singularidad desde el punto de vista metodológico. Es
decir, por extrapolar las leyes de la física conocida a un punto donde habría
que aplicar leyes aún desconocidas. Corresponde también una crítica, desde el
punto de vista filosófico, a la concepción metafísica, que implica aceptar como
posible que la totalidad del universo observable tuvo un inicio en el tiempo a
partir de un punto en el espacio,
Todo
lo conocido sobre la evolución del Universo, confirma que los sucesos cósmicos
se comportan de acuerdo a las leyes descubiertas por el materialismo dialéctico:
todo lo que existe en el cosmos existe en un proceso permanente de desarrollo y
cambio, donde todo nace, se desarrolla y muere, dando lugar a otra cosa, y donde
el motor de este proceso son las contradicciones internas de diferente
naturaleza.
En
cuanto a las leyes de la física conocidas hasta ahora, no sería extraño que en
un futuro, en la medida en que se realicen experimentaciones (directas o
indirectas) para confirmar las teorías de la física de altas energías, se
encuentren hechos experimentales que conduzcan a nuevas visiones sobre el
desarrollo del estado del Universo y su naturaleza, en momentos previos a los
conocidos por el Modelo Estándar de la cosmología.
Lo
que se conoce sobre el universo observable, indica un estado de continua
evolución y cambio. Pero la manera en que se conoce esa evolución y cambio está
limitada, en cada momento, por la finitud de las posibilidades científicas y
tecnológicas de desarrollar experiencias en ámbitos cada vez mayores y de
energías cada vez más grandes, y la posibilidad de sintetizar estas experiencias
en teorías.
Este
es en síntesis, el método científico: "Se observa un hecho nuevo que hace
imposible el método anterior de explicación de los hechos correspondientes al
mismo grupo. A partir de ese momento hacen falta nuevos métodos de explicación
-al principio basados sólo en una cantidad limitada de hechos y observaciones.
Nuevos materiales de observación depuran esta hipótesis, eliminan algunas y
corrigen otras, hasta que al cabo la ley queda establecida en forma pura. Si se
esperase hasta que el material para una ley se encontrare en forma pura, ello
equivaldría a suspender el proceso del pensamiento en la investigación hasta
entonces, y, aunque sólo sea por este motivo, la ley jamás surgiría." F.
Engels15.
Sobre
esta contradicción real entre las posibilidades abiertas y las limitaciones del
campo experimental es que se abre paso el positivismo y las posiciones
idealistas.
F.
Engels en el mismo trabajo de la cita anterior expresó: "Aquel en el cual se
mueve la materia es un ciclo eterno, un ciclo que por cierto sólo completa su
órbita en períodos de tiempo para los cuales nuestro año terrestre no es una
medida adecuada; un ciclo en el cual el tiempo de máximo desarrollo, el de la
vida orgánica y más aun el de los seres conscientes de la naturaleza y de sí
mismos, es tan estrictamente limitado como el espacio en que llegan a realizarse
la vida y la conciencia de sí; un ciclo en el cual todos los modos finitos de
existencia de la materia, sea sol o vapor de nebulosa, animales aislados o
género de animales, combinación o disociación químicas, son igualmente
transitorios, y en que nada es eterno, salvo la materia en eterno movimiento, en
eterno cambio, y las leyes según las cuales se mueve y cambia. Pero por
frecuente e inexorable que sea la completación de este ciclo en el tiempo y el
espacio; por mucho que sean los millones de soles y tierras que surgen y
desaparecen; por mucho que pueda durar antes que en un sistema solar, y sólo en
un planeta, se desarrollen las condiciones necesarias para la vida orgánica; por
innumerables, además, que sean los seres orgánicos que deben surgir y
desaparecer a su vez antes que se desarrollen de su seno animales con un cerebro
capaz de pensar, y que por un breve lapso encuentren condiciones aptas para la
vida, sólo para ser exterminados más tarde sin piedad, abrigamos la certidumbre
de que la materia es eternamente la misma en todas sus transformaciones, que
jamás puede perderse ninguno de sus atributos, y también, por lo tanto, que con
la misma férrea necesidad con que exterminará en la tierra su más elevada
creación, el cerebro pensante, volverá a producirlo en alguna otra parte y
momento"15.
Este
pensamiento elaborado por Engels en 1875, con una relativamente pobre base
experimental y una amplia base filosófica, ha demostrado su acierto en general,
a través del tiempo y los grandes avances de la ciencia. ¿A qué se debe?. A que
partió de los hechos conocidos, supo ver la dirección de su desarrollo y los
generalizó a través de las leyes de la dialéctica materialista. Leyes a su vez
que están sostenidas por el desarrollo de la ciencia. Engels pone el centro en
lo conocido y no en lo desconocido, que siempre será mayor, infinito.
Agradecimientos
Agradecemos
a Pilar Sánchez y al Centro Cultural Raíces.
Recuadro
1
La
evolución de una estrella puede ser más rápida o más lenta según sea la masa de
la misma. En el juego entre la fuerza gravitatoria que atrae la masa y las
distintas reacciones nucleares de fusión que se pueden dar, hay estados
cualitativamente distintos de acuerdo a la masa de la estrella.
Si
la masa de la estrella es menor a 1,4 veces la masa del sol, su comportamiento
será cualitativamente similar al de nuestro sol. Terminará convirtiéndose en una
enana blanca.
A su
vez, las estrellas con masa menor a 0,08 veces la del Sol nunca alcanzarán la
temperatura suficiente para iniciar las reacciones nucleares por su baja
atracción gravitatoria. Se las llama "enanas marrones".
Si
la masa de la estrella está entre 1,4 y 2,5 veces la masa del sol, la estrella
se transformará en una supernova. Su núcleo seguirá colapsando y alcanzará
densidades gigantescas, mucho mayores que las que se daban en el interior de una
enana blanca. Estos núcleos pueden estabilizarse como una estrella de neutrones
donde el Principio de Exclusión de Pauli aplicado a los neutrones detiene la
contracción.
Si
se supera el límite de 2,5 veces la masa del sol el núcleo colapsa ya que el
principio de Pauli no puede contener la fuerza de compresión gravitatoria. Por
ejemplo, se conocen muchas estrellas con masas comprendidas entre diez y cien
veces la masa del sol. En este caso se llega a un agujero negro, una región del
espacio en la que el campo gravitatorio es tan intenso que ni siquiera la luz
puede escapar de él.
Un
agujero negro crearía en sus alrededores grandes efectos. Al caer en un agujero
negro toda forma de materia, cuerpos masivos o partículas de polvo o gas, serían
aceleradas a la velocidad de la luz y liberarían su energía en forma de
radiación. En los centros de algunas galaxias el gas y las estrellas se
arremolinan hacia agujeros negros, millones y hasta miles de millones de veces
más pesados que nuestro sol, los cuales se manifiestan como cuásares o fuentes
de radio intensas.
Recuadro
2
A
medida que vamos hacia atrás en el tiempo, según esta teoría, la temperatura y
densidad aumenta y eventualmente se llega a un estado de densidad infinita, es
lo que se llama una singularidad. Veamos: en la mecánica clásica de Newton, la
materia es atraída entre sí por la gravedad. En una situación de colapso
gravitatorio (agujero negro) con simetría esférica, todo es atraído hacia un
centro común (centro de la esfera). Si las masas atraídas superan cierto umbral,
la fuerza de atracción gravitatoria supera las fuerzas repulsivas que hay en la
naturaleza (electromagnéticas por ejemplo) y como la fuerza gravitatoria aumenta
al disminuir la distancia esta atracción es cada vez mayor y toda la masa se
concentra en un punto de densidad infinita; una singularidad. Ahora bien, esta
es una situación idealizada en el sentido que no hay simetrías perfectas,
cualquier pequeña asimetría o perturbación hace que haya una región más densa
que 'tira' distinto lo que hace que el movimiento deje de ser radial y no vaya
toda la materia a un solo punto. Es decir, el estado singular es inestable,
dentro de la misma teoría de Newton la presencia inevitable de pequeñas
asimetrías rompe la singularidad.
En
la teoría de la relatividad general clásica de Einstein sucede algo distinto.
Penrose y Hawking demostraron teoremas de singularidad para esta teoría que
muestran que el colapso gravitatorio se produce aún en situaciones asimétricas O
sea las singularidades de la relatividad general clásica son inevitables dentro
del marco de la misma teoría.
De
esto se concluyó a mediados de los 60 que: "Análogamente, si utilizamos la
dirección inversa del tiempo, llegamos a una correspondiente singularidad
inicial en el espacio-tiempo, que representa el gran estallido, en cualquier
universo en expansión. Aquí, en lugar de representar la destrucción final de
toda la materia del espacio-tiempo, la singularidad representa la creación de
espacio-tiempo y materia" Penrose*.
Pero
sucede que esta línea de razonamiento falla ya que la misma teoría deja de tener
validez cuando la densidad es demasiado grande: hay que tener en cuenta los
efectos cuánticos. Es el dominio de la gravedad cuántica (teoría aún no
desarrollada). En definitiva, lo que indican los teoremas de Penrose y Hawking
es que es inevitable que se llegue a un estado en que la teoría física que se
venía usando deje de tener validez y se deban usar nuevos conceptos físicos que
unifiquen la relatividad general con la mecánica cuántica (gravedad cuántica).
*
R. Penrose La Mente Nueva del Emperador. Fondo de Cultura Económica,
México, 1996.
Recuadro
3
Una
posible causa de la aceleración de la expansión del Universo según la teoría del
gran estallido podría estar en la fluctuación del vacío. El "vacío" nombrado
anteriormente no es la "nada" para la física sino un estado que no se conoce
pero cuyas fluctuaciones se detectan. En los años 30 al combinar las leyes de la
mecánica cuántica con la teoría especial de la relatividad, se vio que las
partículas elementales podían brotar espontáneamente de la "nada" y desaparecer
de nuevo, siempre y cuando fuese en un tiempo cuya brevedad impidiera la
medición. Estas partículas (llamadas "virtuales" por la física*) producen
efectos mensurables: alteran los niveles de energía de los átomos y crean
fuerzas entre las placas metálicas neutras (efecto Casimir). Estas fluctuaciones
del vacío podrían ser la causa de una constante cosmológica no nula, que en el
marco de la teoría general de la relatividad, produce una aceleración de la
expansión. Otra explicación estudiada, por efectos dinámicos, se denomina
Quintaesencia. Genéricamente la aceleración es producida por "energía oscura" de
origen desconocido.
* J.
M. Pérez Hernández, Problemas Filosóficos de las Cs. Modernas -Cap. IV-.
Editorial Agora, Bs. As., 2001.
Notas:
1.
M. Rees. Antes del Principio. 1999 Tusquetes Editores, Barcelona.
2.
Las distancias estelares son enormes, usualmente se dan en años luz. Esto es el
tiempo en años que tarda la luz en recorrer la distancia en cuestión. Así, una
distancia de 1 año luz equivale a 9.460.800.000.000 kilómetros; esta es la
distancia que recorre la luz en 365 días. Esto proviene de multiplicar la
velocidad de la luz (300.000 kilómetros por segundo) por 1 año (31.536.000
segundos). Ya que la luz se desplaza a una velocidad finita, los astrónomos
cuando observan objetos distantes están observando un objeto que emitió luz en
el pasado. La mayoría de las estrellas visibles a ojo desnudo en una noche
estrellada se encuentra a una distancia entre diez y cien años luz. O sea, las
vemos como eran entre diez y cien anos atrás. A la galaxia más cerca, Andrómeda,
la vemos como era hace tres millones de años, pues se encuentra a una distancia
de 3 millones de años luz.
3.
Cuando la luz pasa a través de un prisma, se descompone en un conjunto de
diferentes colores, llamado su espectro. El espectro de una galaxia muestra
pautas características según las longitudes de onda emitidas o absorbidas por
los elementos presentes (carbono, sodio, etc.). Hubble determinó que estas
pautas características se desplazan hacia longitudes de ondas mayores
(corrimiento hacia el rojo) en comparación con mediciones de laboratorio o con
la luz de estrellas de nuestra propia galaxia.
4.
H. Arp. Seeing Red. Apeiron, Montreal 1998. Para
un análisis crítico de uno de los casos más famoso de coincidencia espacial de
objetos celestes de distinto corrimiento al rojo descubierto por H. Arp ver:
http://heritage.stci.edu/2002/23/supplemental.html
5.
Radiación de cuerpo negro: es el patrón de radiación característica que emite un
objeto a una temperatura dada cuando esta radiación llega al equilibrio con las
partículas que componen el objeto. Esta radiación característica depende de la
temperatura a que se halla el cuerpo negro.
6.
S. Weinberg. Los Tres Primeros Minutos del Universo. 1993 Salvat Editores,
Barcelona.
7.
Antimateria es el nombre que se le da a la materia con carga eléctrica opuesta a
la de la materia comunmente conocida. Por ejemplo, un antielectrón (positrón)
tiene las mismas propiedades que el electrón pero carga eléctrica
positiva.
8.
S. Weinberg. Before the Big Bang. Junio 1997 The NY Review of Books. Nueva York.
M. S. Turner y J. A. Tyson. Cosmology at the Millennium, enero 1999 en
http://xyz.lanl.gov/astro-ph/9901113. P.
J. E. Peebles. The Standart Cosmological Model, junio 1998 en:
http://xyz.lanl.gov/astro-ph/9806201. Sitio web del grupo de cosmología de
Cambridge: http://www.damtp.cam.ac.uk.
9.
W. L. Freedman y M. S. Turner. Measuring and Understanding the Universe.
Reviews
of Modern Physics, octubre 2003, vol.75 pag. 1433. Para una crítica de esta
interpretación ver: S. L. Bridle, O. Lahav, J. P. Ostraker y P. J. Steinhardt.
Precision
Cosmology? Not Just Yet. Marzo 2003,
http://xyz.lanl.gov/astro-ph/0303180.
10.
A. H. Guth. Inflation and Cosmological Perturbations, enero 2003 en:
http://xyz.lanl.gov/astro-ph/0306275
11. A. L.
Peratt. Sitio web: http://public.lanl.gov/alp/theUniverse.html. E. J. Lerner.
The
Big Bang Never Happened. 1991 Vintage Books, Nueva York. Una crítica de esta
teoría se puede ver en el sitio web de N. Wright: Cosmology Pages, errors en
"The Big Bang Never Happened":
http://www.astro.ucla.edu/~wright/lerner_errors.html. Ver también, A. Woods y T.
Grant. Reason
in Revolt, cap. 9: The Big Bang. Mayo 1995, Ed. Reason in Revolt, Londres.
Posteriormente,
este grupo pasó a apoyar el modelo Ekyptiotico: A. Woods. An
Alternative to the Big Bang. Abril 2002,
http://www.marxist.com/scienceandtech/big_bang.html . Una
crítica a las posiciones de estos autores se puede ver en:
http://www.mail-archive.com/marxism-thaxis@lists.econ.utah.edu/msg00578.html.
12.
J. Lutz, W. D. Rochlitz y G. Balzer-J. Perplejos Ante el Gran Muro. Septiembre
1991, Ed. Camino Nuevo, Essen.
13.
G. Burbidge, F. Hoyle y J. V. Narlikar. A
Different Aproach to Cosmology, abril 1999, pag 38, Physics Today. En
el mismo número hay una crítica al mismo: de A. Albrecht. Reply
to "A Different approach to Cosmology", abril 1999, pag. 44, Physics
Today.
14.
Carlos Figueroa, De cómo la Teoría de la Gran Explosión resultó equivocada.
Política y Teoría, vol. 52, agosto 2003. J. Khoury, B. A. Ovrut, P. J.
Steinhardt y N. Turok. Density
Perturbations in the Ekpyrotic Scenario, septiembre 2001 en:
http://xyz.lanl.gov/hep-th/0109050. P. J. Steinhardt y N. Turok. A Cyclic Model
of the Universe. Science,
mayo 2002, vol. 296, pag. 1436. Una crítica a estos escenarios en, A. Linde.
Inflationary
Theory versus Ekpyrotic/Ciclic Scenario, mayo 2002,
http://xyz.lanl.gov/hep-th/0205259.
15.
F. Engels, Dialéctica de la Naturaleza. Editorial Cartago. México,
1983.
Fuente:
www.pcr-arg.com.ar